El miedo a ser enterrado vivo es una de las fobias más antiguas y aterradoras de la humanidad. La tapofobia, como se conoce este temor, ha sido alimentada por relatos de entierros prematuros y la posibilidad de despertar en la oscuridad de un ataúd. Este miedo llevó a la creación de ingeniosos dispositivos y prácticas destinadas a evitar tan aterrador destino. En este artículo, exploraremos casos históricos de entierros prematuros y las medidas adoptadas para prevenirlos. Si te interesa conocer más sobre este tipo de historias impactantes, puedes visitar nuestra sección de Historia.
Casos Históricos de Entierros Prematuros
El caso de Mademoiselle Victorine Lafourcade
En 1810, en Francia, Mademoiselle Victorine Lafourcade, una joven de familia noble, fue declarada muerta y enterrada. Días después, al exhumar su cuerpo, se descubrió que había revivido dentro del ataúd, evidenciado por la posición de su cuerpo y signos de lucha. Este caso resaltó la incertidumbre médica de la época para diagnosticar la muerte.
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Nicole Tenillet: Cuatro días entre cadáveres
Durante la Gran Plaga de Milán (1629-1631), las muertes eran tan numerosas que los entierros se realizaban apresuradamente. Nicole Tenillet, en Dijon, fue arrojada a una fosa común viva y pasó cuatro días entre cadáveres hasta que los sepultureros notaron su presencia y la rescataron.
George Washington y su última voluntad
El primer presidente de Estados Unidos, George Washington, temía ser enterrado vivo. En su lecho de muerte, pidió que no lo enterraran hasta tres días después de su fallecimiento para asegurarse de que realmente estuviera muerto.
Medidas para Evitar Entierros Prematuros
Ataúdes de seguridad
La preocupación por los entierros prematuros llevó al diseño de ataúdes de seguridad equipados con mecanismos para alertar si alguien era enterrado vivo. En 1829, el doctor Gottfried Taberger diseñó un sistema que empleaba una campana conectada al ataúd mediante cuerdas atadas a las manos, cabeza y pies del difunto. Si la persona despertaba, podía tirar de las cuerdas y hacer sonar la campana en la superficie, alertando a los cuidadores.
Innovaciones en ataúdes durante el siglo XIX
A lo largo del siglo XIX, se patentaron diversos diseños de ataúdes de seguridad. Por ejemplo, en 1868, el inventor estadounidense Franz Vester ideó un ataúd con una cuerda y una escalera, permitiendo al enterrado salir por su propio pie si despertaba. Aunque ingeniosos, no hay registros de que estos dispositivos hayan salvado vidas.
El Miedo Reflejado en la Cultura Popular
El miedo a ser enterrado vivo también se reflejó en la literatura. Edgar Allan Poe, en su relato El entierro prematuro (1844), narra la historia de un hombre con terror a ser sepultado vivo debido a su condición de catalepsia. Este cuento capturó la ansiedad de la época respecto a la posibilidad de diagnósticos erróneos de muerte. Casos similares han sido documentados en la vida real, como el de una mujer en Palma de Mallorca que resucitó tras ser declarada muerta. Puedes leer más sobre este caso en 20 Minutos.
Más Casos de Entierros Prematuros
Anne Green: condenada a la horca y resucitada
En 1650, Anne Green fue sentenciada a la horca en Inglaterra. Tras ser declarada muerta, su cuerpo fue entregado a médicos para su disección. Sin embargo, al preparar su cadáver, notaron signos de vida y lograron reanimarla. Anne se convirtió en un caso célebre de supervivencia a una ejecución.
La historia de Octavia Hatcher
En 1891, en Kentucky, Octavia Hatcher cayó en un estado de coma profundo y fue dada por muerta. Fue enterrada rápidamente debido al calor del verano, pero poco después, otras personas en la comunidad despertaron de un estado similar. Alarmada, su familia exhumó su cuerpo y descubrió que había intentado salir de su ataúd sin éxito. Historias como esta han alimentado el temor a los entierros prematuros, y puedes conocer más casos impactantes en El Confidencial.
Conclusión
La tapofobia, o miedo a ser enterrado vivo, ha sido una constante en la historia humana, especialmente en épocas donde la medicina no podía diagnosticar con certeza la muerte. Los casos históricos y las medidas adoptadas reflejan la profunda angustia asociada a este temor. Afortunadamente, los avances médicos actuales han reducido significativamente la posibilidad de entierros prematuros, brindando mayor tranquilidad en este aspecto. Para seguir explorando historias como estas, no dudes en visitar nuestra sección de Historia.





