La cara oculta de la Luna, esa región del satélite que nunca vemos desde la Tierra, ha sido fuente de teorías conspirativas, especulación científica y misterio ancestral. Pero en enero de 2019, China cambió la historia al lograr el primer alunizaje controlado en ese lado inexplorado gracias a su misión Chang’e 4.
Este logro, respaldado por la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), no solo representa un avance tecnológico, sino una declaración geoestratégica: el país asiático quiere liderar la nueva era de exploración lunar.
Una hazaña científica inédita
La sonda Chang’e 4 descendió en el cráter Von Kármán, ubicado dentro de la cuenca Aitken, una de las más antiguas del sistema solar. La proeza fue posible gracias al despliegue del satélite Queqiao, que permitió la comunicación con la Tierra desde una órbita de halo en el punto Lagrange L2.
Según Agencia SINC, esta misión no solo permitió explorar la cara oculta, sino también traer a la Tierra las primeras muestras de su superficie, abriendo una nueva etapa en la investigación lunar.
Exploración activa: Yutu-2
El rover Yutu-2 (Conejo de Jade) fue clave en esta misión. Equipado con espectrómetros, cámaras panorámicas y radar de penetración, ha permitido estudiar el regolito lunar, identificar depósitos de origen volcánico y posibles materiales del manto. Estos hallazgos están redefiniendo nuestra comprensión sobre la cara oculta de la Luna, que hasta ahora era un territorio prácticamente desconocido.
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Misterios renovados
Entre los momentos más mediáticos de la misión estuvo el avistamiento de una estructura cúbica captada por las cámaras del rover, apodada “la cabaña misteriosa”. Aunque finalmente se determinó que se trataba de una formación geológica natural, el suceso avivó el interés mundial por lo que podría estar oculto en esa región.
En su cobertura, National Geographic destacó cómo este tipo de fenómenos, aunque explicables científicamente, mantienen el halo de misterio que acompaña a la exploración lunar.
Ciencia y poder en la cara oculta de la Luna
La cara oculta de la Luna no solo es científicamente interesante: tiene implicaciones estratégicas. Su aislamiento electromagnético la hace ideal para instalar radiotelescopios, y sus recursos naturales podrían ser explotables en el futuro.
China planea futuras misiones, como Chang’e 6 y Chang’e 7, que formarían parte de un plan para crear una base lunar internacional junto con Rusia, según informa BBC Mundo. Esta base buscaría estudiar geología, desarrollar tecnologías de supervivencia y preparar el camino para presencia humana prolongada.
Una nueva carrera espacial
El éxito de la Chang’e 4 dejó claro que China no solo compite, sino que lidera en varios frentes de la exploración espacial. Mientras otros países aún planifican misiones, China ya ha tomado posiciones claves en la cara oculta de la Luna.
Su estrategia responde tanto a una necesidad de prestigio internacional como a intereses científicos y comerciales. La posibilidad de explotar minerales, probar tecnologías en condiciones extremas y asegurar una ventaja territorial en el espacio convierte a esta región lunar en un nuevo punto caliente del siglo XXI.
Exploración más allá del mito
Desde una perspectiva cultural, la cara oculta de la Luna ha sido tradicionalmente un símbolo del misterio. Hoy, gracias a misiones como la Chang’e 4, esa oscuridad se ilumina con ciencia y tecnología. En nuestra sección Ciencia y Tecnología, exploramos cómo avances como este reconfiguran no solo el futuro, sino nuestra visión del pasado y del cosmos.
Escucha el episodio completo
En el episodio 20 de Misterioso Universo en la Red, analizamos el impacto histórico de esta misión, sus implicaciones para la humanidad y lo que la cara oculta de la Luna nos dice sobre el lugar de China en la nueva era espacial.
Extiende la experiencia más allá del episodio. Escucha nuestra playlist exclusiva:
🎧 MUR – Sonidos del misterio y el terror